Hijo de Olga Romesín y Alejandro Maturana, nació en
Santiago de Chile el 14 de septiembre de 1928.
Egresó en 1947 del Liceo Manuel de Salas, para luego
ingresar a la carrera de Medicina en la Universidad de Chile. En 1954 se
trasladó al University College London para estudiar anatomía y neurofisiología,
gracias a una beca de la Fundación Rockefeller. En 1958 obtuvo el Doctorado en
Biología de la Universidad Harvard, en Estados Unidos.
Posteriormente, registró por primera vez la actividad
de una célula direccional de un órgano sensorial, junto al científico Jerome
Lettvin del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
A raíz de dicha investigación, ambos fueron postulados
para el Premio Nobel de Medicina y Fisiología, aunque no obtuvieron finalmente
el galardón.
En 1960 volvió a Chile para desempeñarse como ayudante
segundo en la cátedra de Biología de la Escuela de Medicina de la Universidad
de Chile. Fundó en 1965 el Instituto de Ciencias y la Facultad de Ciencias de
la Universidad de Chile.
En 1970 creó y desarrolló el concepto de autopoiesis,
que explica el hecho de que los seres vivos son sistemas cerrados, en tanto
redes circulares de producciones moleculares en las que las moléculas
producidas con sus interacciones constituyen la misma red que las produjo y
especifican sus límites. Al mismo tiempo, los seres vivos se mantienen abiertos
al flujo de materia y energía, en tanto sistemas moleculares. Así, los seres
vivos son "máquinas", que se distinguen de otras por su capacidad de
autoproducirse. Desde entonces, Maturana ha desarrollado la Biología del
conocimiento.
http://www.youtube.com/watch?v=zjHlNX9N6Xo
En 1990 fue designado Hijo Ilustre de la comuna de
Ñuñoa (Santiago de Chile). Además, fue declarado doctor honoris causa de la
Universidad Libre de Bruselas. En 1992, junto al biólogo Jorge Mpodozis,
plantea la idea de la evolución de las especies por medio de la deriva natural,
basada en la concepción neutralista de que la manera en que los miembros de un
linaje realizan su autopoiesis se conserva transgeneracionalmente, en un modo
de vida o fenotipo ontogénico particular, que depende de su historia de
interacciones, y cuya innovación conduciría a la diversificación de linajes. El
27 de septiembre de 1994 recibió el Premio Nacional de Ciencias en Chile,
gracias a sus investigaciones en el campo de la percepción visual de los
vertebrados y a sus planteamientos acerca de la teoría del conocimiento.
Es fundador y docente del Instituto de Formación
Matríztica , donde trabaja en el desarrollo de la dinámica de la Matriz
Biológico-cultural de la Existencia Humana. La propuesta del instituto
matríztico es explicar las experiencias desde las experiencias, como un hacer
propio del modo de vivir humano (cultura), en un fluir en el entrelazamiento
del lenguajear y el emocionar (conversar), que es donde sucede todo lo humano.
Rescatar las emociones dentro de una deriva cultural
que ha escondido las emociones, por ir en contra de la razón, es una de las
aperturas de mirada propuestas por el doctor Maturana y sus colaboradores, pues
da cuenta de que la deriva natural del ser humano como un ser vivo particular
tiene un fundamento emocional que determina esta deriva. El amar (expuesta como
verbo, esta noción devela dinámica relacional desde la cual surge en el vivir
humano) es la emoción que, sostienen, funda lo humano en tanto es el fundamento
de la recurrencia de encuentros en la aceptación del otro, la otra o lo otro
como legitimo otro que da origen a la convivencia social y, por lo tanto, a la
posibilidad de constitución del lenguaje, elemento constitucional del vivir
humano y sólo del vivir humano.
El 5 de agosto de 2006 un incendio destruyó totalmente
las dependencias del Laboratorio de Neurobiología y Biología del Conocer de la Facultad de Ciencias de la Universidad
de Chile, sostenido junto a los biólogos Jorge Mpodozis y Juan Carlos Letelier.
Aunque quedó muy impactado por los desastrosos resultados del siniestro y la
pérdida que afectó a su laboratorio —el que también fuera lugar de trabajo de
Francisco Varela—, dijo: Lo principal está en el corazón y la mente. Eso no se
quemó. Actualmente realiza sus actividades académicas en la Universidad de
Chile y en la Universidad Andrés Bello.
Maturana también ha hecho grandes aportes a las
ciencias humanistas, principalmente a la psicología constructivista, tanto
procesal sistémica como posracionalista, citandolo en sus planteos principales
señala "la terapia permite, en un espacio protegido volver a reencontrar
los pilares de las relaciones humanas, aprender a comunicarse positivamente,
desarrollar habilidades de empatía hacia la familia y los hijos, aprender a
escuchar desde el otro y traer nuevamente a la relación los espacios de
respeto, aceptación y reconocimiento del otro como una persona distinta a
nosotros.
http://es.wikipedia.org/wiki/Humberto_Maturana
Objetividad entre paréntesis
Es una expresión
acuñada por el científico chileno Humberto Maturana para referirse al papel de
la objetividad en los criterios de validación de las explicaciones científicas,
que para este autor debería ser puesta "entre paréntesis" ya que el
conocimiento es una construcción en el lenguaje y no la captación de una
realidad independiente del observador. Este concepto tradicional de la
objetividad lo denominaría como objetividad trascendental.
La objetividad entre
paréntesis se sustentaría en el determinismo estructural de los sistemas vivos,
que se relacionarían con su entorno dentro de las posibilidades de su
constitución estructural. Así lo percibido del mundo exterior correspondería a
una construcción hecha por el observador a partir de su estructura y tiene que
ver con su historia de cambios estructurales, más que con el agente que
perturba sus sistemas sensoriales, que en sí mismo no tiene el poder de generar
los cambios de estado que tuvo el sistema que observa. Así, una aprehensión
objetiva del entorno es imposible por la misma constitución estructural de los
seres vivos, que sólo pueden procesar de su entorno aquello que su estructura
permite. Por ejemplo, la visión "objetiva" del entorno depende de la
constitución estructural del ojo del sujeto.
De la misma forma,
Maturana advierte de la incapacidad de distinguir entre el error y la ilusión
de una vivencia en el momento en que ocurre. Por lo tanto todo es vivido como
real al momento de vivirlo, y es una operación de abstracción posterior la que
otorga este carácter a cualquier experiencia, que a su vez se basa en otra
experiencia cuyo carácter de realidad también está sujeto a las mismas reglas.
Así, las explicaciones que un observador construye están también cimentadas en
su historia de cambios estructurales, que puestas en el lenguaje se construyen
en base a distinciones hechas en él por una comunidad en particular. Los
consensos científicos sobre la verdad, entonces, tendrían una validez
restringida, y el argumento de la objetividad no resultaría válido para
sostener que la verdad científica tiene un carácter privilegiado frente a otras
formas de concebir la realidad.
http://www.redalyc.org/redalyc/pdf/279/27903810.pdf
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